Quien tuvo la experiencia de trasladarse cuando era niño o adolescente sabe lo duro que esto significó en su momento… y es que, una mudanza de barrio, ciudad o país, es muy estresante, principalmente, en el último caso, cuando se deja muy lejos y tal vez por mucho tiempo al antiguo hogar, barrio y a los amigos y hay que enfrentar el cambio de colegio y muchas veces de idioma…Es decir, se trata de “perder” aquello que es conocido y seguro para enfrentar todo un mundo nuevo y desconocido.
De acuerdo a los psicólogos y sociólogos, adaptarse a un nuevo entorno siempre supone cierto grado de temor y ansiedad; desde escoger el transporte, la transportadora, el embalaje, el traslado, el almacenaje de mercancías y documentos, etc. Dependiendo de si se utilizará transporte aéreo, terrestre y/o de carga, las mudanzas nacionales e internacionales pueden ser toda una complicación. Especialmente, si se la realiza sin la ayuda de una empresa especializada que pueda proveer con camiones, gruas, almacenes y, en general, con la experiencia y logística necesarias.
Esto se suma al estado de estrés acumulado por los aspectos previos a la mudanza relacionados a temas legales, familiares, laborales y otros, pasando posteriormente por temas de selección de la empresa de mudanzas y transportes, la verificación de sus antecedentes y la experiencia que tiene en mudanzas nacionales e internacionales, el nivel de conocimiento sobre la logística de transportes y los temas aduaneros, la calidad y el tipo de embalaje, la selección del medio de transporte ya sea aéreo, marítimo, terrestre o una combinación de estos, hasta considerar si será necesario un almacenaje temporal del menaje de casa y de los efectos personales en la ciudad de origen o destino, etc., etc… Es decir, que el nivel de estrés previo, durante y posterior a la mudanza es acumulativo y se hace muy significativo.
El primer aspecto relevante para una familia con hijos, es la edad de los hijos, ya que diferentes edades presuponen diferentes necesidades a ser atendidas.
ETAPAS Y EDADES DE LOS HIJOS
BEBÉS.- Para los bebés de menos de un año de edad el traslado no será problemático, sin embargo, notarán el cambio y principalmente percibirán el estrés y los nervios que los padres les transmiten por la mudanza o relocalización, pero si estos logran controlarse los bebes se adaptarán con gran facilidad ya que por su corta edad ellos aún están en la etapa de acomodarse a su entorno.
MENORES DE 3 AÑOS.- Los niños menores de 3 años, que se encuentran en edades de ir a la guardería o al primer curso en el colegio, se verán de forma abrupta sometidos a una separación de lo que les rodea y les es familiar, a esto se suma la aparición de nuevas figuras de autoridad en su vida y un nuevo grupo de compañeros. Éste proceso de relocalización puede causar una regresión y una gran dependencia hacia los padres, interfiriendo en su normal proceso de independencia.
ADOLECENTES.- Cuanto mayor sea la edad del niño, por ejemplo en una etapa pre-adolescente, más difícil se le hará, ya que se encontrará en una época de fuerte unión a su grupo de amigos e incluso podría interferir en su primera etapa de enamoramiento.
Así pues, los pre-adolescentes y los adolescentes son los más complicados de ser convencidos del cambio y sus protestas podrán ser repetidas, haciendo todo lo posible por permanecer en el lugar de origen.
Quién no recuerda las escenas de la película Karate Kid, donde el protagonista; un muchacho adolescente, pasa por un estado inicial de victimización y luego debe enfrentar los cambios que le presenta su nueva realidad.
JÓVENES.- Ocurre en otros casos que los jóvenes no hablan sobre su descontento o tristeza por la mudanza, por lo que es aconsejable que los padres tengan un especial seguimiento sobre su conducta. Descubrir cambios en su apetito, bajo rendimiento en sus estudios, irritabilidad, insomnio, retraimiento o cualquier conducta anómala o cambios dramáticos en su comportamiento podría darnos señales de una posible depresión.
SOLUCIONES
Entonces… ¿qué podemos hacer para aminorar estos efectos desagradables, que pueden agravarse con un choque cultural dependiendo el grado de la diferencia cultural entre el origen y el destino hacia donde se muda?
En caso de que el niño, pre-adolescente o adolescente muestre señales persistentes de tensión y/o depresión, lo más recomendable es pedir ayuda a un psicólogo especialista, quien podrá dar un diagnóstico y tratar los problemas emocionales que la mudanza ha ocasionado. También un psicólogo de niños y adolescentes, puede resultar de gran ayuda para los padres, éste puede orientarles en cómo hacer una convivencia más fácil para la familia y que todo sea un poco más fácil de llevar.
RECOMENDACIONES
De una manera preventiva, podemos seguir los siguientes consejos:
- Se debe implicar a los niños, en la medida de lo posible, a que participen de ciertas decisiones sobre la nueva casa, su nuevo dormitorio, el color de las paredes, la decoración, etc., ya que cuanto menos participe un niño en la toma de decisiones para su nuevo lugar de residencia, menos entenderá el cambio y más impuesto lo considerará, es decir, será propenso a asumir un papel de víctima, más que de protagonista.
- Es muy adecuado y conveniente describir las ventajas del nuevo lugar, pero no es aconsejable exagerar sobre las cosas positivas, puesto que los niños por naturaleza ya son lo suficientemente propensos a crear fantasías que les puede crear una expectativa errónea y al darse cuenta de que eso que se les había prometido como algo excepcional no lo es, se sentirán defraudados y su tristeza podría aumentar.
- Una vez que la instalación se haya completado, hay que intentar en la medida de lo posible volver a las rutinas anteriores al traslado, como horarios de comidas y cenas, de baño, de ir a la cama… Con esta normalidad, el cambio no será tan brusco.
- Resulta muy positivo familiarizarlos, previamente a la mudanza, con el que será su nuevo entorno a través de fotos, mapas o con explicaciones de lo que allí podrá encontrar.
- Conviene que los niños conozcan historias de otras familias a las que una mudanza les aportó ventajas y cosas positivas, y en este sentido también podemos recurrir a películas de humor, cuentos para los más pequeños… pero siempre evitando la dulcificación e idealización.
Los niños tienden a reflejar el comportamiento de los padres y es por esta razón que el principal consejo para los padres es que traten ellos primero de mantener la calma y buen humor durante todo el proceso.